This is the Spanish translation of our exclusive interview with Alexia Putellas. Subscribers: To read this story in English, click here.
Menos de veinticuatro horas después de alzar al cielo de París el Balón de Oro, la capitana del FC Barcelona Femení Alexia Putellas estaba de vuelta sobre el césped con la camiseta de la Selección española. Desde la grada se coreaba su nombre, un grupo de niñas de una escuela de fútbol local señalaban con asombro la silueta de la dorsal número 14 y, algo más allá, un par de amigos con pinta de acudir por primera vez a un partido de fútbol femenino aguardaban con interés al primer contacto de Putellas con el cuero.
Sin embargo, y a la espera del pitido inicial, su cabeza sólo pensaba en lo que tenía por delante: ganar a Escocia en Sevilla en un duelo de clasificación para el Mundial de 2023. En sus propias palabras, y como revela en una conversación con The Equalizer tras ser coronada como mejor futbolista del mundo, “cuando empieza el partido no me entero de nada de lo que sucede alrededor.” Sólo tras ser sustituida, ya con el público en pie para ovacionarla, se permitió saborear el momento: “Fue emocionante, me hace muy feliz que tanta gente esté tan orgullosa.”
En cualquier otro contexto, realizar el viaje a la ceremonia de entrega del galardón en mitad de una concentración de la Selección habría levantado suspicacias, pero no esta vez. La sensación de expectación e ilusión colectiva era compartida por el conjunto del fútbol femenino español. Y con razón. Si bien a lo largo de las dos últimas décadas más de un jugador nacional podría haber recibido el premio, la espera llevaba alargándose desde que en 1960 se le concediera a Luis Suárez.
